¿CUANDO DEBO LLEVAR A MI HIJO AL OPTOMETRISTA?
- elisavilades
- 5 abr 2015
- 2 Min. de lectura

No existe una edad estipulada a la cual deba realizarse una primera visita, no obstante, es cierto que cuanto antes hagamos una revisión antes podremos poner solución a posibles anomalías que podamos encontrar.
¿A que edades sería recomendable una revisión?
Una edad muy buena para una primera visita serian los 3-4 años, ya que es a esta edad cuando comienzan a desarrollarse determinadas habilidades y capacidades del niño que condicionarán su vida escolar, y que pueden verse afectadas si existe cualquier anomalia en el sistema visual.
Otra visita que más que recomendable debería ser de caracter obligatorio (como lo es por ley en otros paises, ej.EEUU), seria a los 6 años, puesto que en España esta edad marca un punto de inlfexión en nuestro sistema educativo. Cualquier alteración del sistema visual que no se haya detectado hasta el momento podría repercutir negativamente en los resultados academicos.
Como muchos estudios ya demuestran existe una clara correlacion entre el fracaso escolar y anomalias del sistema visual infradiagnosticadas, sobre las cuales hablaremos en futuros post.
¿Por qué motivos se deberia acudir a un optometrista?
A demás del factor edad también existen ciertos motivos por los cuales deberiamos buscar ayuda profesional.
Debemos partir de que por norma general los niños a excepción del dolor no suelen quejarse de nada, por tanto si existe cualquier trastorno visual no debemos esperar a que nuestro hijo/a acuda a nosotros.
¿Que motivos deben alertarme de que algo no va bien?:
Niños con problemas de aprendizaje.
Problemas de lecto-escritura.
Problemas de cooordinación en tareas con demandas visuales (ej. deporte).
Prolemas de comportamiento (ej. algunos trastornos visuales cursan con sintomas similares a la hiperactividad).
Niños que rinden por debajo de lo normal para su edad.
Si vemos que el niño/a se frota los ojos, parpadea más de lo normal, ojos rojos o dolores de cabeza frecuentes.
Antecedentes familiares de estrabismo u ojo vago.
Niños con tortícolis o posturas de cabeza anómalas.
Ver no es solo ser capaz de identificar los detalles más pequeños y más lejanos, también es saber interpretar y comprender aquello que percibe nuestro sistema visual (los colores, el movimiento, los contrastes, las dimensiones, etc.), saber usar los dos ojos a a vez, alinearlos, etc.
Todo ello es posible porque no solo vemos con los ojos, sino también con el cerebro, y para que esto suceda las habilidades visuales del niño deben desarrollarse correctamente, desde el nacimiento y en las posteriores etapas de su crecimiento.

Nos vemos pronto.
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